Odio llegar y que no estés. No soporto la angustia de que no llegues, pero cuando lo haces, tiemblo. Tú me haces temblar. Y hacía mucho que nadie lo conseguía.
A veces pienso que es tu forma de mirarme, la necesidad de estar con alguien, la soledad... lo que me hace sentir esto. Pero otros me miran y no consiguen emocionarme como tu lo haces con sólo mirarme. Ni una palabra, ni un roce, ni un beso. Miradas. Sólo eso. De momento, no me atrevo a más.
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